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Calidad de vida percibida vivenciada (CVPV) (página 2)




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DESARROLLO

Fundamentos teóricos
generales

Los fundamentos generales de la propuesta teórica
realizada, son los siguientes:

  1. El materialismo
    histórico y dialéctico
  2. La concepción materialista dialéctica
    sobre los procesos
    valorativos (J. R. Fabelo Corso 1989)
  3. Los postulados generales de la psicología de
    orientación materialista dialéctica,
    fundamentalmente sobre subjetividad

Las reflexiones que se exponen a continuación,
acerca de la fundamentación anterior, resultan esenciales
para comprender el modelo
elaborado.

El materialismo
histórico y dialéctico

El análisis de la categoría calidad y su par
dialéctico (cantidad) desde posiciones filosóficas
del materialismo dialéctico, permite declarar que calidad,
por su definición, no expresa lo mejor o superior, sino
que refleja un determinado estado o
condición de la existencia presente en cada objeto y
fenómeno de la realidad, que los hace únicos e
irrepetibles. Esto quiere decir que la calidad como estado de la
existencia siempre estará presente, aunque ella no se
identifique sólo en su dirección positiva, superior o
desarrolladora (Lenin s/a; Engels 1975), independientemente de
que sea esta dirección, la que inspira y promueve la
investigación científica de ciencias y
disciplinas.

La calidad de
vida (CV), como fenómeno de la realidad, se expresa
entonces en estados o condiciones de existencia inferiores y
superiores, con infinitas formas de mostrarse, todas irrepetibles
y únicas, lo cual permite afirmar que toda personalidad
representa un determinado estado de calidad, y no siempre
se expresa en estadios o formas de desarrollo
superior, o en una condición de la existencia buena, feliz
o placentera.

Así, por ejemplo, una persona con
síndrome de Down muestra un estado
de vida que no se considera superior para la condición
humana, pero que constituye una determinada CV, en tanto
representa una condición existencial que, por
demás, puede contener formas más desarrolladas
(positivas) o menos desarrolladas (negativas) en dependencia de
la profundidad del síndrome en cuestión y de su
situación social del desarrollo o, en otras palabras de
las demandas y exigencias del contexto y del sistema de
recursos
personales existentes.

Por tanto, aceptar que la CV es inherente a todas las
formas de existencia, es fundamento suficiente para estudiarla,
definirla, investigarla, e intervenir respecto a ella, en
enfermos crónicos, en pacientes en estadios terminales de
su enfermedad, o que se someten a cuidados paliativos, en
discapacitados físicos y mentales, etc., los cuales
representan condiciones de existencia que no son consideradas
como positivas o desarrolladoras.

Esta postura expone la verdadera vocación
humanista atribuible al concepto de CV,
promovida en una larga y rica trayectoria investigativa en el
campo de la salud, y resalta,
además, la idea de evaluar la CV desde una óptica
positiva para potenciarla y mejorarla a escala
individual.

Asimismo, reconocer que las cosas están en
constante movimiento,
modificación, surgimiento y destrucción, pero
mantienen determinada forma de existencia, o sea, su calidad,
hasta un tiempo
determinado (Lenin s/a; Engels 1975), nos permite aseverar que el
aspecto dinámico y la relativa estabilidad que se
atribuyen a la CV como condición de la existencia deben
tenerse en cuenta no sólo para el análisis de su
mantenimiento,
sino también para su valoración.

En esta dirección, se analiza que la
personalidad está expuesta a la influencia de
diferentes cambios (desfavorables o favorables, actuales o
perspectivos, transitorios o irreversibles), y habría que
analizar hasta dónde son capaces de afectar la
esencia personal, y con
ello, la CV del sujeto. De mantenerse la esencia, se
mantiene con ella el estado de
la calidad, y la relativa estabilidad de su
valoración

El problema de la valoración de CV puede
vincularse, entonces, al equilibrio
entre lo esencial (cualitativo, distintivo, individual; diferente
en cada hombre),
y lo existente en el entorno capaz de mantener o no
las esencias, independientemente de su cuantía objetiva.
Por tanto, se admite la doble naturaleza
(objetiva y subjetiva) del concepto de CV y, a la vez, se resalta
el papel de lo subjetivo en su valoración.

Finalmente, la CV, como fenómeno observable,
está determinada por múltiples factores integrados
de manera compleja y holística, mostrándose de
manera fenomenológica. Es, por consiguiente, susceptible
de ser evaluada y de que se ofrezca una valoración al
respecto. Es precisamente la valoración el momento que
ocupa la atención de la autora, para desarrollar su
propuesta teórica y en consecuencia formularse el estudio
de los factores que participan en ella. Al estudiar la
valoración personal (CVPV) de dicha condición
existencial (CV), se asume la concepción materialista
dialéctica para el estudio de los procesos valorativos
(Fabelo, 1989), como se expresa en el apartado
siguiente.

Para concluir éste, se puede aseverar que lo
expuesto hasta aquí recomienda concebir el estudio de la
categoría CV a partir de las siguientes
consideraciones:

  • La persona en su contexto concreto,
    como referente de partida en su análisis
  • La expresión holística y
    sistémica de la CV
  • La manifestación de la CV como
    estado
  • La doble naturaleza (objetiva y subjetiva) de la
    CV
  • La manifestación de la CV en estados
    cualitativos diferentes (no siempre superiores)
  • La expresión dinámica de la CV (posibilidades de
    cambio)
  • La relativa estabilidad de la CV vinculada a la
    esencia

La
concepción materialista dialéctica sobre los
procesos valorativos

Resulta importante reiterar que el estudio de la CV
desde un punto de vista valorativo, implica adherirse a una
concepción pocas veces declarada que permite comprender
qué factores y condiciones explican el proceso
valorativo y sus resultados, los juicios valorativos, que
Fabelo (1989) define como criterios de valor sobre
cualquier objeto, fenómeno, o circunstancia de la
realidad, y que se expresan en opiniones positivas o negativas
acerca de ellos. Estos criterios de valor se forman bajo la
influencia de la práctica, la cual, en su desarrollo, no
sólo engendra el ser funcional de las cosas, su
significado, su valor, sino también la capacidad subjetiva
del hombre (Fabelo 1989).

Este planteamiento permite entender la subjetividad
desde posiciones materialistas dialécticas, desde las
cuales los factores sociales tienen el reconocimiento necesario,
con una fuerte presencia en los criterios valorativos.

De la concepción asumida se declaran, para la
propuesta de modelo y su implementación
metodológica, otras cuestiones de interés,
cuya utilidad para la
presente investigación se declara a
continuación:

  • La tendencia dicotómica de los juicios
    valorativos (positivos y negativos): Permite establecer cuatro
    categorías de análisis, dos para el polo positivo
    (buena y aceptable), y dos para el negativo (pobre y
    mala).
  • La significación afectiva de las valoraciones,
    al reflejar la relación de significación que
    tienen los objetos y fenómenos de la realidad: Permite
    hacer énfasis en el aspecto vivencial al valorar la
    existencia, es decir, cómo se siente la persona; no
    sólo qué tiene, sino cuán importante para
    ella es lo que tiene.
  • La unidad de lo afectivo y lo cognitivo en las
    valoraciones: Permite entender la participación conjunta
    de procesos
    afectivos y cognitivos en unidad dialéctica y, por
    tanto, con expresiones complejas y diversas.
  • La relación entre lo social y lo personal en
    las valoraciones: Permite reconocer la participación de
    múltiples factores (culturales, sociales, etc.) en la
    valoración personal de la CV, es decir, su
    multideterminación, y entender las relaciones de
    dependencia y relativa independencia entre lo social y lo
    personal.

Finalmente, según este autor, la
valoración es resultado de la compleja integración de los más
disímiles factores de la realidad objetiva y subjetiva, y
exige analizar su vínculo con fenómenos como las
necesidades, los intereses, los fines del sujeto, su experiencia
precedente, sus puntos de vista, ideales, normas,
concepción del mundo, es decir, su subjetividad. Esta
subjetividad, expresada en aspiraciones, expectativas, vivencias,
etc., o también llamada mundo interno personal,
constituye, según Fabelo (1989), los determinantes
psicológicos de los procesos valorativos, entre los que,
sin embargo, no ha sido declarado específicamente
cuál o cuáles pueden resultar más relevantes
en la valoración de la vida con calidad, lo cual refuerza
su formulación como problema científico a resolver
(Díaz 2005).

A continuación se exponen los postulados
generales de la psicología de orientación
materialista dialéctica, tercer fundamento de nuestra
propuesta, que sustenta el modelo teórico elaborado para
conducir la investigación.

Postulados generales de la psicología de
orientación materialista dialéctica: la
subjetividad

Asumir los postulados de la psicología de
orientación materialista dialéctica, implica
aceptar que en su desarrollo filogenético el hombre ha
escalado diversos niveles evolutivos que implican mayor
perfección de la especie, por tanto, su psiquis se hace
más compleja y, por consiguiente, los fines y metas de la
humanidad se amplían y profundizan. Esta idea invita a
pensar que la complejidad del nivel evolutivo de los individuos
debe ser considerada premisa y condición para explicar y
comprender la fuerza
movilizadora del individuo
puesta en función de
concebir, estimar y mejorar su propia CV. Puede entonces
aseverarse que el nivel de desarrollo
personal influye en las estimaciones y valoraciones que se
realicen sobre diferentes aspectos, e.g. la CV.

De esta forma, la valoración que sobre CV se
realiza, se erige sobre la base del nivel de desarrollo de la
personalidad y, por ello, la comprensión de la complejidad
de la multideterminación de la categoría CV exige
partir de una concepción sobre la personalidad que pueda
explicar aspectos tan complejos como el carácter sistémico en su
formación y desarrollo, su expresión
holística y su determinación histórico
– cultural, entre muchas cuestiones debatidas sobre la
personalidad (las que incluye su definición conceptual),
que constituyen, todavía, problemas
teóricos y metodológicos por resolver en la
psicología.

Todos estos aspectos se ven reflejados y concebidos de
alguna manera en la concepción general que la
psicología de orientación materialista
dialéctica tiene sobre la personalidad, y constituyen los
referentes teóricos y prácticos para el estudio que
se realiza.

Una cuestión que requiere destacarse nuevamente
por el valor que se le confiere en el modelo, es el aceptar la
unidad entre lo cognitivo y lo afectivo, como un principio de la
psicología de orientación materialista
dialéctica, y en la que se declara, que ambos componentes
se desarrollan bajo el influjo de las relaciones sociales y se
integran de una forma única e irrepetible. Al respecto se
comparte con González (1997) que la unidad entre lo
cognitivo y afectivo es compleja y requiere profundidad en sus
análisis. Así, por ejemplo, pueden existir
combinaciones muy complejas entre el pensar y el sentir, que no
siempre exponen una unidad congruente, sin que ello presuponga
una incongruencia ideoafectiva de tipo patológica. En tal
sentido, pueden expresarse criterios valorativos positivos desde
lo cognitivo, e.g. ´eso es algo bueno…´, ´no
está mal…´, ´es correcto…´; y al
unísono expresar desde lo afectivo ´…pero no me
agrada´, ´…no es lo que quiero´, ´…no
estoy contenta con eso´, etc.

Se reconoce además, que ambos componentes pueden
mostrar predominios diferentes desde el punto de vista
personológico, lo que hace que existan personas más
racionales y otras más afectivas en sus relaciones con los
fenómenos de la realidad, con incidencia y
repercusión en las valoraciones que se ofrecen sobre
ellos. Ambos componentes se integran en la subjetividad y
conforman la dimensión psicológica de la CV. Al
integrarse exponen un determinado grado de equilibrio y
armonía entre el pensar y el sentir que se traduce en el
sentirse bien o aceptar la condición real de
existencia.

No obstante, sentirse bien no debe ser considerado por
los investigadores como la única arista importante para
concebir una buena CV, ya que pueden coexistir, con el estado
subjetivo, otros aspectos contemplados en el concepto de CV desde
su multideterminación, de manera negativa, e.g.
condiciones de vida, aspectos ecológicos o medio
ambientales, la capacidad funcional y física, etc., que
representan los aspectos más objetivos, no
por ello, menos importantes. Se reconoce que sentirse bien, a la
vez, puede frenar la intervención en pro de desarrollos y
mejorías, que sólo son viables si la persona siente
la necesidad de cambios y, por ello, se le otorga el valor que
amerita, además de reconocer que pudiera ser exponente de
ajuste y equilibrio con el medio.

Desde lo psicológico, y desde una mirada
científica, CV implica un balance dinámico entre
estar bien y sentirse bien de acuerdo a estándares
externos y internos, los primeros, enmarcados en el micro y
macromundo en que vive y se desarrolla la personalidad, que
incluyen cuestiones de tipo material, cultural,
ideológico, político, de clase social y
valores, que
tienen un desarrollo histórico concreto, y que inciden de
manera determinante en los referentes internos de las
personas.

La CV se manifiesta (según las reflexiones
teóricas de la autora acerca de la abundante literatura existente, sus
resultados investigativos y su práctica
profesional), con un carácter integrador y
holístico, dependiente no sólo de la calidad de las
interacciones con el medio en que se desarrolla y vive el hombre,
sino también de la multiplicidad de factores
genéticos, biológicos, sociales y
psicológicos que intervienen sobre ella, en su devenir
histórico.

A los efectos de la investigación nos interesa
dejar plasmado, desde el enfoque psicológico asumido, el
concepto de subjetividad que se acepta en tanto es la
dimensión psicológica o subjetiva de la CV, el
objeto de estudio de la presente investigación. En tal
sentido se asume el concepto de subjetividad, expresado por
González (1994):

Una forma de conocer la realidad que implica su
construcción por un sujeto cognoscente,
quien es expresión de esta propia realidad; de
ahí el carácter inteligible de la misma,
existiendo una apropiación no lineal ni absoluta de la
realidad, sino a través de medios de
que dispone para su cognición, en los cuales se expresa
integralmente su mundo interno, subjetivo, sin que por ello se
pierda el contacto objetivo con
lo estudiado
(González 1994: 36).

Los referentes expuestos, y las reflexiones
filosóficas realizadas permiten a la autora elaborar el
concepto que la identifica y guía en sus investigaciones y
análisis, que se recoge a continuación.

Concepto de calidad de vida percibida –
vivenciada (CVPV)

Al tener en cuenta, como referentes teóricos
centrales del modelo, las aspiraciones, las expectativas, y
los logros
, conceptos vinculados a las valoraciones sobre CV
(medio utilizado para el estudio de la subjetividad), se formula
el concepto teórico de la categoría como calidad
de vida percibida vivenciada
(a partir de aquí, CVPV),
y se define como:

La CVPV es la expresión valorativa de un
estado psicológico dinámico y relativamente
estable, presente en el individuo, resultado y reflejo  de
 la valoración sobre lo logrado, lo que se aspira y
lo que se espera alcanzar, en correspondencia o no con
los elementos importantes y jerarquizados de esa
individualidad, que dan sentido a la vida, y permiten a la
persona
el ajuste al medio en que vive y se
desarrolla
(Díaz, 1999).

Es un estado que se va conformando como resultado de la
valoración que hace el individuo de su vida,
evaluada desde su integridad – o en aspectos particulares de
ella – sobre la base de su subjetividad, determinada por un
condicionamiento externo, pero que se configura desde su estructura y
funcionamiento de manera única e irrepetible.
Dicha valoración, por tanto, refleja
no sólo cómo vive el
individuo, sino también qué piensa de
cómo vive, y cómo se siente viviendo
así, aspectos que se sintetizan en el juicio global de CV
y, en dependencia, determinan su ubicación en una
categoría valorativa.

Se considera percibida – vivenciada en tanto el sujeto
hace un reconocimiento cognitivo de lo que posee material o
espiritualmente (que puede ser o no distorsionado),
impregnado de cierto matiz inevitable afectivo. Pero en la medida
en que lo percibido esté en correspondencia, o no, con
lo esencial  jerarquizado, con las principales
aspiraciones y necesidades del sujeto, las
vivencias psíquicas se hacen más o menos intensas,
y participan en la valoración positiva o negativa de
CV.

Actúan, entonces, en la valoración
que se ofrece sobre la CV, factores cognitivos y afectivos
estructurados en un determinado nivel de desarrollo
personal en el momento de la evaluación.

A partir de la abundante literatura sobre el tema
consultada por la autora, así como sus resultados
investigativos, resultó pertinente, para evaluar el
concepto en la investigación práctica, proponer el
siguiente concepto de trabajo con
fines operativos.

Concepto operacional de CVPV

CVPV es la expresión valorativa resultante
de la relación entre lo actual, lo aspirado y lo esperado,
considerado dentro de lo esencial jerarquizado por el sujeto, y
visto como lo verdaderamente importante.

  • Si  lo  actual  esencial
     jerarquizado, es  igual  o aproximado a
     lo aspirado, o se espera  alcanzar éste
    a  corto, mediano, y  aún  a  largo
     plazo, entonces la (CVPV), se ubica en un rango
    positivo
    (bueno y aceptable).
  • Pero si  lo  actual no se corresponde con
    lo esencial  jerarquizado, difiere de
     él, o lo que se aspira alcanzar (considerado como
    esencial jerarquizado) no se espera lograr a corto, mediano, o
    largo  plazo, entonces la CVPV se ubica en un
    rango negativo (pobre y mala).

La dimensión tiempo en el concepto
operacional revela el carácter dinámico y de
proceso de la CVPV, y como factor, incide sobre las vivencias, ya
que los plazos que se estiman para el alcance de metas y
objetivos repercuten en el sentir emocional y en la
valoración positiva o negativa de la CV. Mientras
más cercanos se valoren los plazos, es más positiva
la vivencia, y viceversa. El tiempo es, por tanto, una
dimensión útil en la diferenciación de las
categorías evaluadoras.

Cada uno de los componentes (o partes integrantes de la
variable CVPV) mencionados anteriormente se define de la
siguiente forma:

Lo actual es equivalente a la cuantía de
bienes
materiales o
satisfacciones y logros espirituales que tiene el individuo, es
decir, lo existente en el momento de la evaluación, sin
ser necesariamente propuestos conscientemente por la persona
mediante metas y aspiraciones. En él no se desestima
aquello que se valora como fortalezas y adquisiciones para
conservar el sentido de la vida.

Lo logrado son los aspectos que el individuo ha
adquirido (material o espiritual), considerados importantes por
él mismo, y que se han formulado a través de metas
y objetivos que responden a sus intereses y necesidades, Este
componente marca
experiencias y vivencias emocionales que pueden asumirse como
fortalezas o debilidades para la vida con calidad.

Lo aspirado es lo que no se tiene y lo que es
considerado como algo importante o esencial planteado en metas o
proyecto de
alcance de manera consciente. Este aspecto incide sobre la fuerza
incentivadora de la acción
y revela la proyección futura del sujeto.

Lo esperado se define como la relativa certeza de
alcanzar los bienes y satisfacciones que se desean tener y que se
consideran importantes. Se vincula con las esperanzas, o no, de
mejorías, mantenimientos, y con la visión positiva,
en la relación con el medio interno o externo.

Lo esencial jerarquizado se atribuye a las
cuestiones claves (materiales o espirituales) para el individuo
(no sólo necesarias, sino aquellas consideradas
prioridades individuales para sentirse bien y estar bien). Este
componente contempla el ordenamiento de esas prioridades y los
aplazamientos que se valoren como necesarios, si las exigencias
del momento lo requieren

El modelo elaborado para el estudio concibe la CVPV
con los siguientes atributos:

  1. Constituye un sistema (por su configuración,
    manifestación, interrelaciones dimensionales y su doble
    naturaleza), donde el todo es más que la suma de sus
    partes.
  2. Tiene una determinación
    histórico-social en su doble dimensión: social
    e individual 
  3. Se concibe desde un determinismo externo (reflejo de
    lo existente real, enmarcado en una época en
    determinada dimensión temporal, sociedad,
    cultura,
    aspectos objetivos y materiales), pero a través del
     prisma de lo individual y de la subjetividad (con un
     carácter  activo), que es la que mediatiza la
    valoración positiva o negativa que tenga el hombre
    al evaluar su calidad  existencial.
  4. Se expresa holísticamente, a
    través de pensamiento (qué
    piensa de como vive), afectividad (cómo se siente
    viviendo así), y realidad (cómo vive),
    integrados en la valoración positiva o negativa de la
    calidad de la vida, evaluada desde el punto de vista
    personal
  5. Muestra una tendencia más estable que
    transitoria o cambiante
  6. Integra componentes cognoscitivos y  afectivos
    que, bajo diferente
    configuración  personológica, arrojan
    diferente incidencia en la valoración que se
    ofrece

Los aspectos distintivos del modelo elaborado para el
estudio de la dimensión psicológica de la CV
son:

  • La concepción de la relativa estabilidad en la
    CV y su valoración (CVPV)
  • El énfasis en el componente vivencial
    (cómo se siente la persona) al evaluar su
    condición de vida

La Figura No. 1, que esquematiza el modelo de CVPV,
sintetiza los aspectos esenciales de la propuesta teórica
de la forma que se expone a continuación.

En su mitad superior se representa la CVPV, con el fin
de destacar el objeto de estudio que en él se propone. En
ella se representan sus dos componentes funcionales
básicos de la personalidad, íntimamente
relacionados: el cognitivo y el afectivo. El componente
cognitivo, representado a través de percepciones,
cogniciones y creencias, permite conocer qué piensa la
persona de su condición existencial, y analizar la
valoración cognitiva de la CV. El componente afectivo,
representado a través de vivencias y emociones que
expresan fundamentalmente el sentir de esa existencia, la
significación de la realidad y la participación de
los procesos afectivos en la valoración, permite indagar
acerca de cómo se siente la persona en su condición
existencial, y con ello, analizar la valoración afectiva
de la misma.

Ambas valoraciones (cognitiva y afectiva) se integran
desde lo subjetivo, y exponen un determinado grado de equilibrio
y armonía entre el pensar y el sentir, que se traduce en
un sentirse bien. Este estado subjetivo se vincula a la
dimensión personal de la CV en el modelo que se
elabora.

En la mitad superior izquierda bajo las siglas CVPV, se
representa la realidad, que participa de manera determinante en
las apreciaciones y el sentir que expresa el sujeto, los que
constituyen los referentes externos de la valoración. Esta
realidad la conforman las condiciones materiales, sociales,
ambientales y de toda índole, más cercanas a la
persona y que responden al cómo vive el sujeto, con las
cuales se establece una relación única e
irrepetible. Representa, en síntesis,
el micro medio lugar donde se desarrolla la vida de la persona,
exponente de un medio más general, pero muestra cierta
´libertad´ respecto a él, y representa
a la sociedad, su cultura, su modo de vida, su desarrollo
económico y social, el grupo o clase
social, etc., conformando el macro mundo, el cual ejerce
influencias también sobre la realidad cercana y en
consecuencia en la valoración personal (CVPV).

La realidad y el medio son exponentes de la
dimensión objetiva, la cual participa en la
conformación de la condición real de la existencia
(CV) y su valoración (CVPV), y traducen un estar
bien
, desde los aspectos objetivos y externos, que responden
en el modelo a la dimensión social de la CV.

Finalmente, se muestran, en la mitad inferior del
esquema, que representa la CV, diferentes estados de existencia,
diferentes desde su condición cualitativa, pero contienen
niveles adaptativos en la relación individuo-medio desde
los cuales pueden proyectarse esfuerzos de mejorar y lograr
valoraciones positivas de CV. Se ordenan desde formas inferiores,
hasta formas superiores, representantes de desarrollos
óptimos de la condición real de vida. En cada
estado se conciben aspectos objetivos y subjetivos, exponentes de
un estar y sentir, los cuales se ven incrementados en
dirección positiva al estado de bienestar, visto como la
expresión de un estar bien (material y socialmente) y un
estar bien (espiritual y psicológicamente) en lo personal,
donde individuo y sociedad se conectan en sus múltiples
determinaciones para lograr una existencia plena y
positiva.

Sobre la base de las ideas expuestas, la propuesta
elaborada se trazó como objetivo conocer los aspectos
psicológicos comunes en aquellas personas que al valorar
su condición de vida se ubican en iguales
categorías de CVPV (buena, aceptable, pobre y mala),
independientemente de las diferencias de todo tipo existentes en
cada sujeto, incluido el estado real de existencia (inferior o
superior), para luego llegar a identificar los factores
más relevantes que permiten comprender y determinar la
valoración ofrecida, a desarrollar en publicaciones
futuras.

CONCLUSIÓN

El modelo teórico conceptual plasmado, constituye
una modesta contribución al enriquecimiento de los
postulados y referentes teóricos actuales de la ciencia
psicológica, para entender y estudiar la categoría
calidad de vida y promueve el desarrollo de nuevas
investigaciones sobre esta temática, que deviene como un
tema trascendente y de gran interés y vigencia en el
quehacer científico de diferentes disciplinas y
ciencias.

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Autora:

Lic. Ileana Beatriz Díaz
Corral,

Profesor Auxiliar

Facultad de Ciencias Sociales

Departamento de Psicología

Universidad de Oriente

Partes: 1, 2
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